Más del 75 % de las personas mayores no saben utilizar un smartphone
Según SPC en España 9 de cada 10 usuarios tiene problemas para manejar sus teléfonos móviles

La brecha digital, entendida como la desigualdad en el acceso, uso y comprensión de las tecnologías de la información y la comunicación, afecta profundamente a las personas mayores. Este fenómeno se traduce en una exclusión tecnológica que limita su participación en una sociedad cada vez más digitalizada, afectando su calidad de vida, autonomía y bienestar.
En
The Customer Today hemos tenido la oportunidad alguna vez de hablar acerca de la brecha digital y cómo esta afecta especialmente a las personas mayores. Y aunque esta brecha se va haciendo cada vez más pequeña conforme los dispositivos digitales van mejorando en cuanto a su facilidad de uso y comprensión todavía una buena parte de nuestros mayores no son capaces de usar correctamente estas tecnologías.

Contexto y magnitud del problema
A nivel global, la brecha digital afecta a millones de personas mayores. Según datos del Banco Mundial, en 2021, solo el 35% de los mayores de 65 años tenía acceso regular a Internet, comparado con el 87% de los jóvenes entre 18 y 34 años. En regiones menos desarrolladas, estas cifras son aún más preocupantes. Por ejemplo, en América Latina, apenas el 20% de las personas mayores usan Internet con regularidad, lo que refleja una importante barrera en términos de inclusión tecnológica.
Los factores que provocan la brecha digital son varios:
- Barreras económicas: muchas personas mayores enfrentan limitaciones económicas que dificultan la adquisición de dispositivos tecnológicos y el acceso a servicios de Internet. La jubilación y las pensiones insuficientes suelen ser factores determinantes.
- Falta de habilidades digitales: la alfabetización digital es un reto importante para esta población. La falta de formación específica y de oportunidades para aprender sobre nuevas tecnologías contribuye a la desconexión.
- Problemas de accesibilidad: las interfaces digitales no siempre están diseñadas pensando en las necesidades de las personas mayores, lo que puede dificultar su uso debido a problemas de visión, motricidad o cognición.
Las consecuencias derivadas de la brecha digital pueden ser:
- Aislamiento social: la tecnología desempeña un papel crucial en la comunicación y las relaciones sociales. La falta de acceso a herramientas digitales puede aumentar el aislamiento, especialmente en contextos de distanciamiento físico, como ocurrió durante la pandemia de COVID-19. Según un estudio de la Universidad de Stanford, las personas mayores que no utilizan Internet tienen un 60% más de probabilidades de sentirse solas.
- Limitación en el acceso a servicios: En la actualidad, muchos servicios esenciales, como la banca, la salud y el gobierno, han migrado a plataformas digitales. Las personas mayores que no pueden acceder a estos servicios se enfrentan a una mayor burocracia y dificultades para satisfacer necesidades básicas.
- Pérdida de oportunidades educativas y recreativas: La tecnología ofrece un sinfín de recursos educativos y de entretenimiento. Sin acceso a estos, las personas mayores pierden oportunidades para aprender, interactuar y mantenerse mentalmente activas.

Situación en España
La empresa tecnológica SPC ha presentado el Estudio sobre el uso de la tecnología entre nuestros mayores y ha revelado que el 78% de los encuestados percibe que las dificultades de las personas mayores para manejarse con la tecnología afectan significativamente su integración social entre otras cosas.
En este estudio podemos ver que, aunque más del 90% de los mayores de 70 años en España tienen acceso a algún dispositivo tecnológico, en su gran mayoría no pueden manejarlo de una manera autónoma e independiente. En este sentido, la investigación apunta que 9 de cada 10 usuarios mayores tienen problemas para manejar sus dispositivos y suelen requerir ayuda o soporte en mayor o menor medida.
Por otro lado, el 52% reconoce el papel fundamental que juega en la comunicación y reducción del aislamiento. Un 48% reconoce que puede ser un gran aliado en la gestión de la salud y el bienestar al permitir lanzar recordatorios de citas médicas o pautas de medicación, y un 47% ve en la tecnología una forma de promover la seguridad en el día a día gracias a funcionalidades relacionados con la geolocalización y las alertas de seguridad.
Reducir la brecha digital no solo es un imperativo ético, sino también una necesidad práctica en un mundo cada vez más digitalizado. Incluir a las personas mayores en la esfera tecnológica no solo mejora su calidad de vida, sino que también enriquece a la sociedad al aprovechar su experiencia y perspectiva.
Para lograr un impacto duradero, es fundamental promover políticas públicas que aborden las causas subyacentes de la brecha digital y fomenten la inclusión tecnológica. Además, las empresas, las comunidades y las familias tienen un papel clave en apoyar a las personas mayores en este proceso.
En última instancia, cerrar la brecha digital no es solo una cuestión de tecnología, sino de equidad, dignidad y reconocimiento del valor que las personas mayores aportan a nuestra sociedad.
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